viernes, 20 de enero de 2017

La vida en una plataforma petrolera.




Viven y trabajan al extremo: en altamar, sobre el inmenso y plateado Golfo de México. Los únicos pero frecuentes visitantes son curiosas aves y delfines; pero también olas que llegan a alcanzar hasta los 14 metros de altura y vientos que corren a 120 kilómetros por hora cuando las condiciones climatológicas son adversas.
A 60 kilómetros de distancia de la costa -45 minutos de vuelo en helicóptero o tres horas en lancha- 160 personas trabajan en la plataforma petrolera de aguas profundas Centenario, ubicada en Lakach 2 –uno de los campos que protagonizan el boom energético de México-.
Desde las alturas, la plataforma Centenario se mira como una estructura de Lego soportada en cuatro columnas, con su torre y grúas, perdida en un gran charco. Sin embargo, la perspectiva cambia drásticamente cuando los visitantes aterrizan en ella.
El sol cae a plomo. El ambiente huele a sal. Los trabajadores nos reciben ataviados con ropa de seguridad. Una caricia de aire fresco apenas alcanza a sentirse en la parte del rostro que sobresale entre el casco y las gafas de trabajo.
La mayoría son ingenieros en diferentes disciplinas: mecánica, hidráulica, eléctrica, electrónica, mecatrónica y operación, no obstante, en el medio son conocidos como “ingenieros de lodo”. Además de mexicanos, ellos provienen de diversas partes de mundo: Australia, Noruega, Holanda, Dinamarca, Estados Unidos y diversos puntos de Sudamérica; para sus habitantes, la plataforma rememora lo que pudo ser la torre de Babel, la cual es operada por el conglomerado Grupo R bajo la guía y vigilancia de Pemex.
Pese a las diferencias culturales y de idioma, todos se conocen, todos se hablan, todos se sonríen y dicen pertenecer a una gran y singular familia, casi en su totalidad formada por varones. Hasta hace muy pocos años, la perforación marina en México no se podía realizar en más de 500 metros de tirante de agua –distancia que existe entre la superficie del mar al lecho del océano-, sin embargo con esta plataforma de sexta generación, Petrorig III, se llega a operar en tirantes de hasta 3 mil metros, y tiene una capacidad de perforación de hasta 11 mil, equivalente a la altura promedio a la que viajan los aviones.
Esta plataforma semisumergible de aguas profundas se mantiene en posición fija a través del sistema de posicionamiento dinámico, que integran ocho propulsores con potencia de 3 mil 800 kilowatts cada uno. Los sistemas de posicionamiento dinámico son manejados mediante controles de localización satelital, y equipos y sensores que calculan, entre otras variables, la velocidad de las corrientes marinas para ajustar automáticamente la propulsión de la plataforma, y así mantenerla en la misma posición -sin la necesidad de anclas-, cuanto tiempo sea necesario.



 Ver Infografía la Vida en Una Plataforma Petrolera



14 días en medio del mar
Trabajar 28 o 14 días en medio del océano para luego descansar igual número de días en tierra; aclimatarse a los vaivenes del buque, al clima, a vivir lejos del acontecer diario, a pasar fechas importantes lejos de la familia, así es la vida en la plataforma.

Pero para para la mayoría de los “ingenieros del lodo” estos retos son simplemente su rutina. Tras tres décadas en la industria petrolera, a Raúl Ortiz, superintendente en la plataforma Centenario, la nostalgia de alejarse de su esposa y tres hijas parece no pesarle.
Lleva una vida en la industria petrolera, desde 1983 cuando inició en el Barco Perforador Reforma como ayudante de trabajo de perforación (ATP) hasta su posición actual, en el camino trabajó como ayudante de piso, “chango”, perforador, técnico…
“Al final son satisfacciones las que te dejan tu trabajo culminado; ver que ya está fluyendo el gas y que la producción es lo que tú esperabas; eso es lo que realmente te llena”, narra con emoción.

Mentalizarse es la clave para permanecer. “Como si fuéramos máquinas nos desconectamos de lo que sucede en tierra y nos programamos para perdurar los 28 o 14 días sobre la plataforma”, explica Nibia Villanueva, ingeniera industrial.

La hora de todos
La comida, el momento para relajarse y disfrutar de la familia de alta mar. Las bromas circulan mientras se hace fila para disfrutar de un buffet de primera, como en los mejores restaurantes.
 Vegetales y frutos frescos dan color a la barra de alimentos preparados. Entusiasmados, los trabajadores destacan el esmero de los chefs para presentar todos los días un menú diferente y atractivo: lunes, comida italiana; martes, mexicana; miércoles, oriental; jueves, menú especial; viernes, mariscos; sábado, mole, y domingo, parrillada.
“Cuando alguien cumple años siempre comemos el mejor pastel, y no se diga de Navidad o fin de año, que es cuando echan el buque por la ventana. No sólo nos preparan una delicia de cena, sino que además súper adornan el comedor y ellos se visten de Reyes Magos o Santa Claus”.
Mario Gómez, mayordomo de Centenario, comentó que tiene 18 años trabajando en cocinas de plataformas petroleras. Para él, encontrarse alejado de la familia significa tener tiempo para reflexionar sobre la vida, sobre todo durante las noches y bajo un manto tupido de estrellas.
"Cuando estoy en tierra firme disfruto a mi familia al máximo. El día de retorno, siempre me esperan en el puerto de Alvarado y lo primero que hacen al verme es invitarme a comer mariscos”.

Como en un hotel
De la cubierta de la plataforma, que se ubica en el tercer nivel, la estructura está conformada por pisos hacia arriba y dos hacia abajo, donde se encuentran oficinas, comedor, cocina, enfermería, lavandería, habitaciones con capacidad para 169 personas, vestidores, regaderas, baños, un elevador que permite desfasarse entre los cinco pisos, y helipuerto, en el sexto nivel.
Pero los sitios preferidos por todos para pasar las horas de descanso son el gimnasio, el cuarto de recreación y las salas de cine e Internet, único medio que los mantiene en contacto con el mundo.
Su estancia en la plataforma es como vivir en un hotel. Además de la buena comida, no tender su cama, lavar o planchar ropa, o no verse obligados a poner en orden su cuarto, son parte de las cosas que más extrañan del buque cuando se encuentran en tierra firme.
“Y es que en la plataforma hay personal que se encarga de toda la limpieza de la habitación y hasta nos deja sobre la cama la toalla limpia en forma de cisne. Cuando estoy casa, mi esposa me pide que le ayude al quehacer, pues dice que es para que no se me olvide”.
Las habitaciones son reducidas. Miden tres por tres metros aproximadamente. A la tripulación de mayor rango les asignan habitaciones con una cama, baño, regadera, un pequeño closet y escritorio. El resto de las habitaciones son similares pero con litera para dos personas.

La zona más ruda
Toda la plataforma se mira en orden y limpia. No hay cables, aceite derramado o basura que entorpezca el paso. La parte sucia del buque es el área de perforación. Es la parte donde se realiza el trabajo más rudo. Aquí es la única parte donde el olor a sal es suplido por el de combustible. El ruido de la maquinaria ensordece. Durante los trabajos de horado es introducida tubería de 5 hasta 36 pulgadas, que sirven de soporte para alojar al resto de tuberías que incluye el pozo.

Durante la primera etapa de perforación se utiliza la misma agua de mar como lubricante, lo cual ayuda a disminuir costos y daños al medio ambiente, sin embargo, en ocasiones es necesario el uso de lodo o aceite sintético para dar peso y limpieza al pozo, además de que ayuda a catalizar los efectos de la temperatura.

El valor de Centenario
De cara a la apertura generada por la reforma energética, las esperanzas se encuentran albergadas en los mil 200 metros de cubierta y 130 metros de altura que tiene la Plataforma Centenario, propiedad de la empresa mexicana Grupo R, pues es la única plataforma que en todas sus perforaciones ha encontrado gas.

Ha estado en los pozos Piklis en 2010, Nen en 2011, Ahawbil en 2011 y 2012; Kunah, en 2012, Kunah 1DL, en 2013, y Lakach en 2013 y 2014, todos potenciales productores de gas. Al proyecto integral Lakach se le destinaron este año 12 mil 15 millones de pesos, de acuerdo con el Presupuesto de Egresos de la Federación 2014.

La plataforma, fabricada en Corea y que tiene un valor cercano a los 700 millones de dólares al día de hoy, es la responsable de perforar y extraer las reservas de gas que por primera vez se explotan de aguas profundas.

Créditos

Diseño web: Jhasua Razo
Edición de video: Saraí González
Infografía: Carlos López
Edición web: Alejandra César
Reporteros: Sandra Marina, Susana Sáenz y Sergio Meana
Camarógrafo: Rodrigo Díaz
Fotógrafo: Braulio Tenorio
elfinanciero.com.mx

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